El aumento en tamaño de pantalla supuso, como es lógico, un aumento del peso y del tamaño del dispositivo que hemos podido probar, el destinado a desarrolladores, que será muy similar en diseño al que finalmente llegue al mercado, salvo sorpresa. El peso total de Oculus Rift es de 379 gramos, y se ajusta gracias a una cinta que puedes manipular hasta conseguir la montura más cómoda. Los bordes en contacto con tu cara son de espuma, y cumplen su función correctamente.
Oculus Rift es bastante cómoda y ni siquiera se empaña, gracias a unas rendijas de ventilación laterales.
Es clave el ajusto del dispositivo si queremos disfrutar de una sensación de inmersión lo más completa posible. Aún así, en esta versión de desarrollo todavía podemos ver parte de nuestro entorno real si miramos hacia abajo, como si quisieramos ver nuestra nariz.
Lo que también distingue a Oculus Rift del resto de dispositivos similares es lo bien que maneja los giros de tu cabeza, para propocionar una sensación de inmersión total. El trackeo lo lleva a acabo gracias a una combinación de giroscopios de tres ejes, acelerómetros y magnetómetros.
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