viernes, 29 de noviembre de 2013

Galileo: la alternativa europea al GPS

   Catorce horas es lo que tardará el satélite en dar una vuelta completa a la Tierra. Esta órbita intermedia se ha elegido debido a que es relativamente estable y los satélites giran alrededor de la Tierra a una velocidad relativamente lenta. De haber elegido una órbita más baja, se necesitarían más aparatos para garantizar la misma cobertura, y de haber sido más alta, se reduciría el alcance de ésta. Los satélites se encontrarán en tres planos orbitales distintos, para que así Galileo ofrezca cobertura a toda la superficie de la tierra, incluidas las zonas polares. El sistema europeo de posicionamiento global por satélite será interoperativo con el GPS estadounidense y el Glonass ruso.

   Galileo emite una radioseñal en forma de microondas que contiene información sobre el momento de emisión y la posición en la órbita del aparato en ese momento. Después, la señal viaja a la velocidad de la luz, dato clave para que el receptor calcule la distancia exacta que ha recorrido mediante la diferencia entre el momento de emisión y el de recepción. Las estaciones que se encuentran en la Tierra son fundamentales para el control de los satélites, el mantenimiento de sincronización de los relojes de la constelación y la corrección de cualquier desviación temporal  o posicional.

   Cierto es que el programa Galileo tiene como fin la creación de un sistema de navegación netamente europeo e independiente del estadounidense GPS. Cuando en 2018 culmine el proyecto, habrá 30 satélites europeos que compartirán espacio con los lanzados por los norteamericanos. «Serán demasiados», aseguró Lomba. Por ello, Europa «negociará con EE UU para colaborar y compartir satélites» en el caso, por ejemplo, de que algún GPS agote su vida útil.

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